El conflicto bélico y la categoría médica asociada a él generaron debates sobre la naturaleza del trauma, las enfermedades mentales resultantes y sus métodos de tratamiento. Simultáneamente, examinaremos cómo la Primera Guerra Mundial constituyó un momento fundamental para el avance y la evolución de las teorías psicológicas sobre las neurosis. Especialmente el psicoanálisis, que logró adquirir una legitimidad institucional más sólida de la que había alcanzado previamente.
Estos debates adquirieron una relevancia y urgencia que no se habían visto desde las disputas legales y clínicas relacionadas con los accidentes de ferrocarril en las últimas décadas del siglo XIX. Sin embargo, en ese momento, el principal punto de discordia se centraba en la compensación financiera que algunos buscaban obtener y otros esperaban evitar.
En contraste, en tiempos de guerra surgió una necesidad distinta: no solo indemnizar a los soldados por sus lesiones. Sino también rehabilitarlos de manera expedita para que pudieran reincorporarse al frente de batalla. Como resultado, el aspecto terapéutico cobró una relevancia mucho mayor que en el siglo previo.
Enfoque
Nuestra atención se dirigirá hacia tres temas que continúan siendo relevantes en la actualidad y que no se limitan al ámbito histórico:
- La discusión sobre si las patologías de guerra tienen una naturaleza principalmente somática o psicológica
- El debate sobre cómo las condiciones objetivas de la situación y las particularidades subjetivas de quienes la vivieron contribuyeron a la enfermedad
- Los criterios prácticos y éticos que se consideraron en la práctica terapéutica.
Para alcanzar nuestros objetivos, adoptaremos la perspectiva de la historia intelectual, que se vale de diversas herramientas historiográficas para abordar una amplia variedad de problemas, tanto conceptuales como prácticos e institucionales.
En este enfoque, la distinción tradicional entre historias «internas» (que se enfocan únicamente en el contexto interno de un campo) y «externas» (que se centran únicamente en los usos externos) resulta insuficiente. Ya que las transformaciones en el conocimiento, las prácticas y la cultura parecen influirse mutuamente.
La “Naturaleza” de las Neurosis de Guerra
Nikolas Rose ha planteado que, durante la Primera Guerra Mundial, las deserciones en el ejército británico debido a casos de neurosis tuvieron dos efectos principales. En primer lugar, se rechazó la noción de que estos casos eran «orgánicos e intratables».
En segundo lugar, se promovió la aceptación de una «concepción dinámica de los procesos psicológicos». Que admitía elementos como el inconsciente y la represión, pero rechazaba la explicación freudiana que implicaba una etiología sexual específica.
A pesar de esta descripción resumida de las consecuencias de la guerra en el campo de la patología neurológica. Rose sugiere un consenso general entre los médicos especializados en tres aspectos clave: la naturaleza psicológica y tratable de la patología; La presencia de procesos en constante movimiento en el subconsciente; la limitada influencia de los factores sexuales.
No obstante, creemos que la declaración de Rose necesita una mayor explicación. Puesto que, indica una tendencia que se fortaleció progresivamente durante el conflicto. Un examen más minucioso revela que surgieron desacuerdos y disputas entre los expertos.
Al inicio de la guerra, la creencia predominante en Inglaterra era que los síntomas que presentaban los soldados eran resultado de una alteración orgánica causada por la onda expansiva de las explosiones. Lo que se reflejaba en el término utilizado para describir esta afección, conocida como «shell-shock».
Neurosis en Europa
En Alemania, la rápida propagación de estas situaciones condujo al renacimiento del concepto de «neurosis traumática». Una expresión creada por Hermann Oppenheim en 1889 y posteriormente validada por la Oficina Imperial de Seguros en el marco de la aplicación de seguros estatales por accidentes.
Sin embargo, esta categoría médica cayó en desuso cuando una parte significativa de la comunidad médica culpó a Oppenheim y su concepto de una epidemia de «neurosis» o «histeria por pensión”, es decir, un aumento inusual de solicitudes de compensación y bajas laborales.
Un tiempo después, la considerable cantidad de soldados que experimentaron síntomas neurológicos durante el conflicto brindó a Oppenheim una nueva ocasión para respaldar sus teorías cuando asumió el cargo de director en un hospital militar improvisado con 200 camas en Berlín.
En Francia, también había un conjunto de neurólogos que, aunque eran menos en número, defendían una comprensión de la enfermedad desde una perspectiva somática. Uno de los principales exponentes de estas perspectivas basadas en lo orgánico fue Paul Sollier. Quien previamente había sido discípulo de Charcot y asumió el liderazgo del centro neurológico de Lyon durante el período de guerra.
El Carácter Objetivo o Subjetivo de las Neurosis de Guerra
Desde un punto de vista basado en la estadística, los argumentos no arrojan una conclusión concluyente. Ya que, si bien es cierto que durante la guerra se observaron o diagnosticaron más casos de neurosis en comparación con períodos de paz, también es innegable que un número considerablemente mayor de individuos participó en el conflicto sin experimentar estas condiciones.
Estos enfoques no consideran la responsabilidad subjetiva en la generación o perpetuación de los síntomas. Por lo tanto, el soldado neurótico se presenta como una figura de víctima cuyo sufrimiento depende completamente de la experiencia traumática que vivió.
Marc Roudebush conectó de manera íntima estos enfoques respecto a las neurosis con la naturaleza privada de la práctica médica abrazada por los profesionales que los apoyaban.
En Francia, la rama de la comunidad médica que abrazaba una perspectiva fisiológica y se oponía a la más amplia facción moral era especialmente atractiva para los médicos que tenían prácticas privadas.
Al abordar la histeria de manera objetiva y al definir su tratamiento en un contexto puramente médico. Este enfoque liberaba al paciente de cualquier carga de responsabilidad por su condición y enfatizaba la importancia de la experiencia del neurólogo.