He decidido compartir aquí la historia de una curación lograda con sugestión hipnótica debido a las circunstancias excepcionales que rodearon este caso, que lo hacen más claro y convincente que otros resultados terapéuticos similares. Pude ayudar a una mujer en un momento crucial de su vida. La conocía desde hace años y continué observándola. La sugestión hipnótica la liberó de una perturbación que ya había experimentado anteriormente sin éxito y que la obligó a renunciar a algo importante.
Logré evitar esta renuncia la segunda vez. Un año después, el problema reapareció por tercera vez, pero nuevamente se resolvió con los mismos métodos de manera definitiva, y la mujer no sufrió más perturbaciones. Creo haber descubierto el mecanismo simple de la perturbación y cómo se relaciona con procesos similares en neuropatología. El caso involucra a una madre incapaz de amamantar a su recién nacido hasta que se usó la sugestión hipnótica. Los resultados terapéuticos fueron comprobados después de un parto anterior y otro posterior, algo poco común.
Contexto de la Mujer y su Familia
La paciente es una mujer joven de entre 20 y 30 años a la que conocí desde su infancia. Nunca mostró signos de nerviosismo ni a mí ni a su médico de cabecera. A pesar de los eventos que relataré a continuación, se le considera una «hystérique d’occasion,» con una excelente salud nerviosa en otros aspectos. Conozco a su madre, quien no es nerviosa, y a su hermana menor, que es muy similar a ella y goza de buena salud. Sin embargo, su hermano sufrió neurastenia juvenil, lo que arruinó sus planes futuros.
La neurastenia del hermano fue causada por dificultades sexuales durante la pubertad, el exceso de trabajo académico, una gonorrea y dispepsia, lo que llevó a estreñimiento severo. Con el tiempo, desarrolló una alteración en su carácter que afectó a su familia. No puedo afirmar si esta forma de neurastenia es adquirida o hereditaria, ya que no conozco al resto de los familiares de la paciente.
Primeros Intentos de la Mujer para Amamantar
La mujer tenía la intención de criar a su primer hijo sin ayuda externa, pero tuvo dificultades después del parto. Experimentó poco flujo de leche y dolores al amamantar, junto con pérdida de apetito y problemas de sueño. A los 14 días, tuvieron que conseguir una nodriza para evitar riesgos para la salud de ambos. Tres años después, tuvo otro hijo y nuevamente intentó amamantarlo, pero experimentó aún más problemas, incluyendo vómitos y una gran depresión. Los médicos recomendaron la Hipnosis como último recurso, y fue en este momento que intervine.
Encontré a la mujer muy angustiada por su incapacidad para amamantar. Le apliqué la Hipnosis, durante la cual le sugerí que se sentiría bien y tendría apetito. Al despertar, no recordaba nada de la Hipnosis, pero esa noche comió y durmió bien. Al día siguiente, aunque la mujer logró amamantar a su hijo inicialmente, los vómitos regresaron cuando vio un almuerzo abundante, y no pudo continuar amamantando. Volví a usar Hipnosis con más intensidad, sugiriéndole que tendría apetito y energías para criar a su hijo.
Éxito y Agradecimientos Tardíos
Finalmente, la mujer pudo amamantar a su hijo durante ocho meses sin problemas de salud. Sin embargo, su familia nunca agradeció mi intervención exitosa. Un año después del nacimiento de su segundo hijo, la mujer volvió a tener dificultades para amamantar a su tercer hijo. Estaba frustrada por no poder superar su aversión a la comida y otros síntomas. Aunque la primera sesión de Hipnosis no tuvo éxito, la segunda logró eliminar completamente los síntomas, y la mujer pudo criar a su tercer hijo sin problemas.
La pareja finalmente cambió su actitud hacia mí, admitiendo que les costaba aceptar que la Hipnosis pudiera lograr lo que la voluntad de la mujer no podía. Aun así, no parecían haberse reconciliado completamente con la Hipnosis. El mecanismo psicológico detrás de los síntomas de la mujer es crucial para entender este caso.
Mecanismo Psicológico de los Síntomas de la Mujer
Describí cómo las representaciones mentales de los propósitos y expectativas, junto con las expectativas contrastantes y los miedos, afectan el resultado de las acciones. En el caso de la histeria, la voluntad contraria a menudo predomina, resultando en síntomas subjetivos y objetivos que impiden a la mujer amamantar. La paciente se comportó como una «hystérique d’occasion», exhibiendo un complejo de síntomas histéricos causados por la experiencia previa del parto y el agotamiento consecuente.
Este caso destaca la importancia de comprender los mecanismos psíquicos detrás de los síntomas histéricos. Los síntomas suelen surgir de la objetivación de representaciones contrastantes penosas, como una «voluntad contraria» que impide a los pacientes hacer lo que desean. Estos procesos son característicos de la histeria, pero también se observan en otras afecciones nerviosas como el «tic» convulsivo.
Otros Casos Relevantes
En un ejemplo particular, traté a una mujer histérica con diversos síntomas, incluido un tic que resultó ser una manifestación de una experiencia pasada relacionada con su hija enferma. Durante una sesión de Hipnosis, se reveló que el tic se originó de un intento de la mujer de permanecer en silencio para no despertar a su hija. Al descubrir la causa subyacente, el tic desapareció. A partir de ese momento, los pacientes comenzaron a imitar los tics observados.
Conclusión sobre la Hipnosis y los Síntomas de la Mujer
Aunque solo una pequeña parte de los movimientos involuntarios en los pacientes con tics se originan de esta manera, parece que este mecanismo podría explicar la coprolalia. La coprolalia es el impulso irresistible de los pacientes a decir palabras groseras en contra de su voluntad. Puede estar relacionada con la percepción del paciente de que no puede evitar ciertos sonidos, lo que a su vez podría generar miedo a perder el control sobre otros sonidos, especialmente palabras tabúes, y llevar a la manifestación de lo temido.
No hay registros de casos que confirmen esta hipótesis, pero hay un ejemplo en el que un hombre adulto se veía obligado a repetir constantemente el nombre «María» debido a un amor pasado. Este tic perduró más de 20 años, incluso después de que el enamoramiento terminara. Este caso sugiere que el deseo de ocultar el nombre de su amada se transformó en una «voluntad contraria», similar a otros tics. Si esta explicación es precisa, entonces el mecanismo del «tic» coprológico podría ser similar, ya que las palabras groseras son secretos conocidos por todos, y tratamos de ocultarlos entre nosotros.