Como primer paso en la práctica de la meditación, los maestros de meditación enfatizan la necesidad de mejorar el enfoque mental. El propósito de la concentración es dirigir el flujo de pensamiento normalmente disperso de la mente hacia un solo objeto.
Para avanzar en el camino de la meditación, primero debes superar la dispersión. El meditador inicialmente aleja su conciencia del objeto de meditación antes de darse cuenta de su error y volver al foco de atención correcto. Ocasionalmente se enfoca en una cosa a la vez, y sucede a ráfagas.
Sin embargo, mientras practicas la meditación de concentración, ni los ruidos externos ni la turbulencia de tus propios pensamientos y sentimientos pueden desviar tu atención. Los sonidos, pensamientos y sentimientos todavía son audibles para el meditador, pero ya no le molestan.
Justo antes de ser absorbido
El enfoque en la meta de la meditación y la presencia de pensamientos e imágenes molestos están en conflicto durante las primeras etapas de la meditación. Los disuasivos principales son la lujuria, la malicia, la desesperanza, la ira, lentitud la indiferencia, la excitación y la ansiedad.
Estos desafíos se pueden superar con mucha práctica. La concentración comienza a aumentar notablemente en ese punto. La psiquis alterna entre concentración y habla interior, reflexiones regulares e ideas confusas.
La persona que está meditando todavía está abierta a sus sentidos, consciente de los sonidos externos y consciente de sus sensaciones físicas a su alrededor. Aunque es un pensamiento predominante, el tema de la meditación aún no ocupa todo el espacio de la mente.
En las últimas etapas del camino de la meditación, es necesario evitar dar demasiada importancia a las diversas experiencias internas que pueden surgir durante la meditación. Esto contrasta con las etapas anteriores del camino en las que la persona debe luchar contra las distracciones, el aburrimiento, la impaciencia y la sensación de que está perdiendo el tiempo meditando cuando hay tanto que hacer.
Curación a través de la meditación
Dado que la enfermedad es provocada casi exclusivamente por agentes físicos como bacterias, virus, agentes tóxicos, cambios genéticos, deficiencias nutricionales, traumatismos, sobreesfuerzo o clima desfavorable, la medicina occidental ha tendido a ser algo reduccionista.
Aunque esta percepción está teniendo un cambio lento, sigue siendo cierto que el estrés y las emociones generalmente no juegan un papel significativo en la mayoría de las patologías, con la excepción de algunas condiciones en las que son más notorias, como algunas condiciones que involucran dolor crónico sin causas orgánicas evidentes, así como condiciones que involucran obesidad, colon irritable, disfunción sexual y ciertos tipos de cáncer.
Por otro lado, la medicina oriental como el yoga, la acupuntura, la medicina ayurvédica india o la medicina tradicional china tienen una visión más amplia y completa de la enfermedad, argumentando que no se trata solo de desequilibrios físicos sino también emocionales, mentales y espirituales.
La enfermedad resultará de estos desequilibrios porque causarán perturbaciones en el campo áurico, los chakras y el flujo de energía del cuerpo físico. El ser humano es visto en la medicina oriental como una sola entidad que no tiene un cuerpo, mente o espíritu distintos.
Por lo tanto, la curación ocurrirá una vez que la persona restablezca su equilibrio físico, emocional, psíquico y espiritual. Esto tiene profundas implicaciones prácticas. La medicina oriental dice que en este punto la meditación se convierte en la base para la curación.
Nuestra energía Kundalini despierta, equilibra y armoniza a través de la meditación, que también sana nuestro espíritu, psique y emociones. Cada emoción provoca cambios bioquímicos en nuestros cuerpos que los hacen saludables o enfermos. La prueba empírica de esto se está encontrando en la neurociencia.
Las emociones juegan un papel importante
Debido a que son emociones humanas, la ira, la tristeza, el miedo y la ansiedad no son malas ni pecaminosas. Sin embargo, son formas de energía que, si no se manejan adecuadamente, pueden acumularse y volverse dañinas, causando enfermedades en el cuerpo.
Para controlar las emociones y transformarlas en energía vital saludable que promueva el crecimiento mental y espiritual, la meditación es una potente herramienta terapéutica.
La medicina tradicional india afirma que la enfermedad se experimenta mientras el paciente se encuentra en un estado de ilusión, o maya, de irrealidad, similar a cuando está dormido. Para despertar de esta ilusión y error, hay que meditar, entonces la realidad se considera radiante.
De este modo, se hacía referencia a Siddhartha como Buda, que equivale a «el que despertó» y «el que está iluminado». A través de la meditación, pudo salir de la ilusión y llegar a conocer la verdad.
De manera similar, es interesante tener en cuenta que la Biblia menciona que Adán, que es un símbolo de «humanidad», se durmió, pero no dice que se despertó más tarde. El sueño aún reina sobre la humanidad.
Deja ir al mono
El primer paso es calmar al mono. No es necesario inmovilizar, sedar o drogar al mono mientras aún está encadenado; en cambio, debes usar los momentos de calma y quietud para liberar al mono. Esta tregua, este silencio es meditación.
A través de la meditación, podemos liberarnos de la agitación mental, la confusión, el ajetreo y la actividad sin sentido que nos atan y nos enferman, así como de las emociones negativas como la ira, el miedo y la angustia interminable.
Ventajas de la meditación
Los beneficios de la meditación para la salud física y mental están bien respaldados por investigaciones científicas.
Un equipo de científicos de la Universidad de California realizó un estudio relacionado que involucró a personas que practicaban los métodos de meditación Zazen, Samatha y Vipassana y se publicó en la revista NeuroImage. Los expertos consideraron significativo el aumento del volumen cerebral, que fue de hasta un centímetro cúbico en las regiones antes mencionadas.
Otro estudio llevado a cabo por Davison y Hözel encontró que la meditación provoca cambios significativos en la corteza cerebral, mejorando la actividad neuronal en regiones relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el manejo del estrés.
Este estudio, que también utilizó resonancia magnética nuclear funcional con voluntarios que meditaron durante media hora, dos veces al día durante dos meses, llegó a la misma conclusión. En la amígdala, una parte del cerebro vinculada a la tensión y la ansiedad, también descubrieron una disminución de la actividad.
Se ha demostrado que la memoria de trabajo y el control de la hipertensión arterial se benefician de la meditación. Marlatt, psicóloga de la Universidad de Washington que ha estudiado los efectos de la meditación en la salud durante varios años, llegó a la conclusión de que «ayuda a las personas a relajarse y a lidiar con las emociones negativas de manera más efectiva y fructífera».