En esta investigación nos enfocaremos en examinar detalladamente el ensayo de Sigmund Freud publicado en 1893, titulado «Consideraciones sobre una comparación de las parálisis motoras orgánicas e histéricas», con el propósito de llevar a cabo un análisis teórico del método propuesto por el psicoanalista francés Jean Laplanche.
En 1953, Laplanche inició su entrenamiento en psicoanálisis bajo la tutela de J. Lacan. En 1961, completó su tesis, y más tarde, en 1963, se destacó en el Coloquio de Bonneval al expresar desacuerdos con la perspectiva estructuralista dentro del ámbito del psicoanálisis.
Hasta el día de hoy, esta posición sigue siendo significativa en su interpretación de los principios freudianos, como se evidencia en su colaboración con J.B. Pontalis en la obra «Vocabulario de psicoanálisis», publicada en 1968.
A partir de 1970, comenzó a dar clases de Psicoanálisis como Profesor titular en la UER, Universidad de Ciencias Humanas Clínicas (Sorbona, París VII), y sus enseñanzas fueron recopiladas y publicadas en una serie de volúmenes titulada «Problemáticas» (I – VI).
En ese mismo año, publicó un documento que establece los fundamentos de su enfoque metodológico en el campo del psicoanálisis:
«Derivación de los conceptos psicoanalíticos».
A lo largo de su trayectoria, Laplanche exploró los puntos clave de su enfoque metodológico, tanto en «Derivaciones» como en otros contextos. Presentándolos como introducción fundamental en cada volumen de «Problemáticas».
Jean Laplanche y los modelos teóricos
En su obra «Derivaciones», Laplanche explora el origen de los conceptos y los modelos asociados a ellos, examinando si provienen de fuentes externas o se derivan de otros.
Propone dos formas de derivación de las entidades de otras ciencias al campo psicoanalítico:
Mediante el eje de la continuidad, trasladando el concepto desde un ámbito exterior al del psicoanálisis; y comparando modelos heterogéneos sin resaltar la importancia del modelo producido sobre el modelo original.
Según Jean Laplanche, los modelos teóricos son tanto el primer modelo de los fenómenos reales como un medio estructurante. Entonces, discutir sobre modelos no solo implica una derivación abstracta o nominal. Sino también una manera de explicar las realidades que organizan contextos específicos para comprender los fenómenos clínicos.
Su método abarca la perspectiva metapsicológica, que considera aspectos relacionados con la ubicación, la dinámica y el manejo de la energía psíquica.
En los párrafos siguientes, se examinará la idea de que la noción de trauma físico en el ámbito médico presenta semejanzas y vínculos con el concepto de trauma psíquico desarrollado por Freud a partir de su experiencia clínica con la Histeria.
También exploraremos los primeros indicios de las primeras derivaciones del trauma psíquico a partir del texto «Algunas consideraciones», redactado por Freud en 1893.
Orígenes de las primeras derivaciones del trauma psíquico.
Freud y Jean Laplanche.
El artículo «Some Thoughts on the Etiology of Paralysis Agitans» de Sigmund Freud, escrito por encargo de Charcot y publicado en 1893, sugiere la hipótesis de transferir el modelo del traumatismo físico al ámbito del trauma psíquico.
Freud hace una distinción entre dos categorías de parálisis orgánicas basadas en su ubicación dentro del sistema nervioso central:
Las parálisis periférico-espinales y las parálisis cerebrales.
También plantea la idea de que las parálisis histéricas pueden ser comprendidas como parálisis de índole representativa. A través de la observación de síntomas, Freud aborda la descripción de las parálisis histéricas, atribuyéndoles una delimitación precisa e intensa.
Sin embargo, señala que la histeria no se asocia completamente con las parálisis cerebrales. Lo que lo lleva a recurrir a la teoría de las neurosis. En otro aspecto, Freud introduce el término «lesión» en relación con las condiciones que dominan la sintomatología de la parálisis cerebral, distanciándose así de las enseñanzas de Charcot.
La histeria
Freud sugiere que la histeria actúa como si la anatomía no existiera. Lo que implica una representación inexacta de los órganos en el cuerpo. Esta representación está influenciada por un valor afectivo asociado, y la lesión funcional que la causa no tiene una alteración orgánica correspondiente.
Freud propone la idea de que la persona histérica actúa como si la anatomía no tuviera relevancia, y esta alteración está vinculada con la teoría asociacionista.
La lesión, en este contexto, impide la asociación de la concepción del brazo con otras ideas. Lo que se traduce en una parálisis. Esta imposibilidad de descargar la excitación acumulada se define como trauma psíquico.
El artículo que estudiamos minuciosamente, pero con una mirada crítica, posee un mérito invaluable. Este radica en su claridad de exposición y estilo característico de los grandes pensadores.
Al examinar el traumatismo físico en sus tres dimensiones, debemos tener en cuenta que la lesión interna, que sería responsable de los síntomas, se produjo como consecuencia de un impacto violento y tuvo repercusiones en el resto del cuerpo.
Lo que ocurrió fue que un evento violento causó una lesión interna que resultó en la disociación de la representación del brazo del conjunto de representaciones corporales de la persona con histeria.
Sin embargo, Freud introduce un elemento crucial: el factor económico. Esta novedosa observación implica que el impacto psicológico del impacto violento no se liberó como se anticipaba, sino que quedó asociado a la representación y generó una división psíquica, separando una representación del resto. El impacto violento tiene una importancia crucial en la teoría de las neurosis.
¿Cómo se interpreta su función en el ámbito psíquico?
Además del aspecto económico, debemos considerar la experiencia traumática, una escena vivida cuyo nivel de afecto proviene de su conexión con un recuerdo olvidado que resurge durante la vivencia.
Esta evocación del recuerdo, que no es típica. Ya que la vivencia desencadena una reinterpretación imposible del recuerdo, define un recuerdo traumático.
Estos tres elementos del traumatismo físico se invierten y se articulan para explicar procesos psíquicos. Lo que se puede considerar como una derivación metabolizada de un modelo a otro.
Esto respalda la hipótesis de que la lesión o división de la representación del brazo con respecto a las demás representaciones se produjo no solo por medios endógenos (recuerdo) o exógenos (vivencia), sino por la asociación entre el recuerdo y la vivencia.